En las últimas horas abrió sus pétalos la primera flor de la Victoria amazónica que con rigor científico y manejo técnico
lograron propagar y conservar en forma sostenida los especialistas del Jardín Botánico de Bogotá en los invernaderos de la Entidad.

Esta especie, considerada como el nenúfar más grande del mundo fue traído desde la ciudad de Leticia en el departamento del Amazonas el 23 de diciembre de 2020, tras varios intentos fallidos para su propagación, pues se trata de un fruto cuyo proceso de maduración y crecimiento por fuera de su hábitat natural exige cuidados especiales y condiciones de temperatura y espacio que garanticen su evolución.

Es importante señalar que el cultivo de la Victoria amazónica se remonta al Siglo XIX en Inglaterra de donde proviene su nombre en honor a la reina del mismo nombre. Sus enormes hojas pueden flotar por el aire que tienen dentro y están ancladas al lecho de los ríos, lagos y aguas poco profundas en las que se reproducen con tallos largos. Sus hojas pueden soportar el peso de una persona liviana y son admiradas por su vigor y belleza.

A diferencia de otros nenúfares que nunca mueren y pueden ser propagados por bulbos o rizomas, esta es una planta que dura entre 1 y 9 años según los cuidados y el clima. Una vez muere, debe volverse a propagar por semilla.

Encontrar el fruto es todo un reto pues es de temporada y este madura bajo el agua, no se ve a simple vista y además la planta está llena de espinas en todas sus partes incluyendo el fruto.

Las colecciones vivas son fuente fundamental para la conservación de especies de gran valor para la humanidad, primordial para la conservación, restauración, preservación, y el desarrollo sostenible de la diversidad biológica.

Por ello, el Jardín Botánico viene adelantado acciones para incrementar las colecciones vivas y de referencia con criterios de diversidad y representatividad de especies de páramo y altoandinas, desde hace muchos años se ha venido
cultivando la Victoria amazónica como especia nativa.

Por eltopcol